La escuela forma pero… ¿en quién recae la función educativa? A menudo
unos y otros hemos ido queriendo deslindar responsabilidades: que si el niño no
está bien educado, es porque los padres no le ponen atención y le dejan hacer
lo que quiere sin guiarlo en este camino de la vida; que si el niño es rebelde
y maleducado, es porque en la escuela no le enseñan bien… Y entre toda esta
serie de dimes y diretes… ¿Quién tiene la razón? ¿A quién le toca otorgar,
encauzar y supervisar la educación de los niños y jóvenes? Ciertamente, a pesar
de la labor de nosotros los docentes, no podemos suplantar la responsabilidad
(he aquí un valor que sale a relucir) de los padres como ejes educadores puesto
que el núcleo familiar es la base a partir de la cual el niño irá desarrollando
e interiorizando toda una serie de aprendizajes, sobre todo en lo referente a
la parte actitudinal y, por ende, en lo que concierne a la formación en
valores.
Fruto de la toma de conciencia en un determinado momento de la
importancia de la formación de los padres como transmisores de una educación en
valores de calidad es que surgió la llamada “escuela para padres”, como una búsqueda de la toma de conciencia
por parte de los progenitores de su importante rol como educadores. A
continuación les compartimos un texto de José Luis Huerta González con la
finalidad de introducirlos y acercarlos más a esta temática.
“Debido a las transformaciones sociales derivadas del industrialismo, se
inició el interés por la educación de los padres de familia en Europa y EUA,
movimiento encabezado por Francia al fundar, en 1929, la primera escuela para padres. Simultáneamente, la URSS llevaba
a cabo una campaña en favor de la educación de los padres, acorde con su política
de reivindicación y restauración de la vida familiar. A partir de la segunda
guerra mundial, se multiplicaron en Europa las escuelas para padres, de tal
manera que el auge alcanzado por este movimiento dio lugar a la fundación, en
1964 de la Federación Internacional para la Educación de los Padres, con sede
en Sevres, Francia. Esta Federación es una organización de educación familiar
no gubernamental que mantiene relaciones de información y consultoría con la
UNESCO, el consejo económico y social de la ONU la UNICEF y el círculo europeo.
En México la asociación científica de profesionales para el estudio integral
del niño ha realizado entre otras actividades los congresos mundiales de la
FIEP. El más reciente tuvo como objetivo general fomentar la educación de los
padres como criterio básico para dar vigencia a los derechos de los niños y
abordar la problemática social contemporánea en el marco de las diversas
culturas.
La base de la educación de los hijos es producir cambios en las
actitudes y comportamientos de los padres, sin embargo, es común observar que,
a pesar de los esfuerzos que los padres hacen por educar a sus hijos y sus
buenas intenciones frecuentemente se quejan de sus malas conductas, problemas
como la enuresis y pleitos entre los hermanos consideran que el problema se encuentra
en sus propios hijos, sin percatarse de que la raíz de muchos de los conflictos
suscitados con ellos radica en el seno de la misma familia, en la forma en que
los padres se comportan como pareja y en el ejemplo que cotidianamente brindan
a sus hijos.”
Huerta González José Luis, Medicina
Familiar, 2005, México, D.F. pp. 173